«El atletismo es la forma de deporte más antigua, más pura y más básica. Correr lo más rápido posible, saltar lo más alto que podamos, lanzar un objeto a la mayor distancia posible son conceptos que han cautivado a niños y a adultos a lo largo de los años, y además representan todas las cualidades físicas que los jóvenes necesitan. La pureza de nuestro deporte es algo que debemos atesorar, proteger con fiereza y promocionar siempre que podamos».
“Growing Athletics in a New Age”, Sebastian Coe
En 1977, las viejas pistas del pabellón de Anoeta de San Sebastián, acogieron la octava edición del Campeonato de Europa de pista cubierta, y la ciudad guipuzcoana vio nacer internacionalmente a un joven llamado a convertirse en parte fundamental de la historia del atletismo: Sebastian Coe.
Coe, nacido en Londres en septiembre de 1956 pero criado en Sheffield, ganó el título europeo de ochocientos metros bajo techo con récord británico incluido, y con solo 21 años daba el salto definitivo a la primera línea de la escena internacional comenzando una carrera que le llevaría rápidamente a convertirse en el mejor mediofondista del mundo.
En sólo 41 días del verano de 1979 el británico se hizo con los tres principales récords mundiales del medio fondo (800m, 1.500m y Milla), a los que incluso durante unos minutos llegó a incorporar simultáneamente el de los 1.000m en 1980. En 1981 pulverizó el récord mundial de los 800m con los míticos 1:41.73 de Florencia que permanecieron durante 16 años en lo más alto de la lista. En los Juegos de Moscú y Los Angeles hizo historia con sus oros en los 1.500 metros y las platas en los 800m. Y sobre todo fue figura clave en unos años en los que se gestó el atletismo que conocemos hoy en día, en una década en la que el medio fondo, y especialmente su rivalidad con Ovett, convirtieron al atletismo en portada de todas las televisiones y periódicos a nivel mundial.
Mientras que Ovett representaba la rebeldía, la polémica, la provocación, Coe era sinónimo de elegancia, de caballerosidad y educación. Todos los valores de gentleman que tan buena imagen le dieron y que, junto a distinciones como ser miembro de la Orden del Imperio Británico desde 1982, el Premio Príncipe de Asturias en 1987 o el nombramiento como Lord en 2000, le han dado la oportunidad de formar una brillante carrera política que incluye un escaño en el Parlamento británico desde 1992 a 1997 dentro del partido conservador, la dirección y la presidencia de la candidatura y el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Londres, y una de las vicepresidencias de la IAAF desde 2007.
Ahora, tal y como se esperaba, una vez iniciada la carrera para suceder al senegalés Lamine Diack (81 años) como presidente de la IAAF, quién ya ha anunciado que no se presentará a la reelección, Coe ha dado un paso adelante con su candidatura, a la espera de que presumiblemente presenten las suyas otro mito como Sergei Bubka e incluso la marroquí Nawal El Moutawakel, quién con su victoria en los 400 metros vallas de Los Angeles se convirtió en la primera medallista olímpica de un país islámico y la primera africana en ganar un oro.
Adelantándose a sus posibles rivales, Sebatian Coe presentó ayer el manifiesto de su candidatura, que bajo el lema “El crecimiento del atletismo en una nueva era” aboga por un discurso repleto de palabras como futuro, renovación y espectáculo.
“Esta época tan exigente exige innovación, centrarse en la participación y comprender de verdad cuál es el panorama internacional que da forma a la vida de los jóvenes. Los cambios pueden resultar difíciles y desconcertantes. Sin embargo, sin los cambios, el atletismo se enfrenta a la posibilidad de quedar por detrás de otros deportes más dispuestos a adoptar y a atraer a nuevos participantes y aficionados”, tal y como describe el propio Coe su visión sobre el atletismo actual.
Para ello propone un programa basado en cuatro pilares básicos como “adoptar el cambio para garantizar un futuro mejor” a través de iniciativas como reformar el calendario, cambiar presentaciones, llevar el atletismo a la calle o programas de desarrollo en futuros países anfitriones; “descentralización y mejora de las capacidades” de la propia IAAF; “maximizar el crecimiento comercial” con especial atención a jóvenes y atletas; y “garantizar la integridad y la confianza en todas nuestras actividades”.
Precisamente ayer, el mismo día que Coe presentaba su manifiesto, un nuevo terremoto golpeaba la integridad y la confianza de nuestro deporte, y un reportaje de la televisión alemana denunciaba un supuesto doping sistemático en el deporte ruso.
La noticia, a estas alturas, no nos pilla del todo por sorpresa, pero si abre un horizonte de tremendas consecuencias. El resultado a corto y medio plazo puede parecer devastador para la confianza que los aficionados tenemos en este deporte, pero empeñados como estamos en pelear por un deporte limpio, no hay otra solución que hacer la limpieza a profundidad, pese a lo doloras que puedan parecer las consecuencias (desconfianza, alejamiento de más aficionados, pérdidas de patrocinadores, dolor para los propios atletas limpios que a buen seguro seguirán perdiendo motivación…).
Si queremos integridad, no hay otro camino que ir al fondo de la cuestión y comenzar desde cero totalmente limpios. Sea como sea.
Lord Coe, sabe mucho de comunicación y de imagen. Los años, y sobre todo la experiencia, van haciendo que uno desconfíe cada vez más de las palabras y necesitemos hechos para creer. Pero hasta ahora su discurso suena bien, muy bien.
Va a por todas, y como ha demostrado durante toda su carrera, con los Juegos de Londres por medio como gestor, solo sabe jugar a ganador. De momento, y pese a la coincidencia del complicado día de ayer con las noticias del dopaje ruso, ya ha conseguido dar al atletismo varias cosas que este deporte necesita en grandes medidas: debate, futuro e ilusión. Mucho debate y mucha ilusión.
[“El crecimiento del atletismo en una nueva era”. Manifiesto de la candidatura de Sebastian Coe a la presidencia de la IAAF: http://www.sebcoe2015.org/wp-content/uploads/2014/12/Seb-Coe_2015_Manifesto_ES_vFINAL_141203.pdf ]