Postales de París

Stade Olympique Yves-du-Manoir (Stade de Colombes), sede de los Juegos Olímpicos París 1924
[Fotografías 1924 – 2019]

El viejo calendario nos recuerda que hoy deberíamos de estar en París. Después de tres meses reinventándonos en casa, sigue siendo extraño mirar lo que iba a haber sido y al final no fue, como si se tratara de nuestra vida sin nosotros. Pronto volveremos a recuperar planes y viajes. Pues, al fin y al cabo, como escribió Vila-Matas parafraseando a Ernest Hemingway: “París no se acaba nunca

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La noche de Max Estrella

puerta sol

Puerta del Sol, Fase 0

«Madrid huele a sol por las mañanas»

Arturo Barea

«Cuando el sol salió de nuevo, pudimos volver a correr (…) Y el silencio de las calles vacías nos recordó que correr por el centro de la gran ciudad siempre puede convertirse en un juego».

Tiempo de Silencio, Miguel Calvo (Número 15 CORREDOR\, junio 2020)

zaratustra

Pretil de los Consejos, donde se sitúa la cueva de Zaratustra de Luces de Bohemia

callejón del gato

Callejón del Gato donde Max Estrella y Don Latino de Hispalis se asomaron a los espejos del esperpento en Luces de Bohemia, a espaldas del antiguo Corral de Comedias de la Cruz

Valle-inclan

Ramón María del Valle-Inclán, Paseo de Recoletos

plaza mayor

Plaza Mayor

Cervantes

Miguel de Cervantes, Plaza de las Cortes

casa calderón de la barca

Casa de Calderón de la Barca, Calle Mayor

Lope San Sebastián

«Te amo, Lope». Iglesia de San Sebastián

larra

Mariano José de Larra, calle Bailén, muy cerca de la calle de Santa Clara donde el escritor madrileño se suicidó en 1837

«Sobre Madrid, que es como una vieja planta con tiernos tallitos verdes, se oye, a veces, entre el hervir de la calle, el dulce voltear, el cariñoso voltear de las campanas de alguna capilla».

La colmena, Camilo José Cela

Nostalgia de Sarriá

Barris Cutie Miranda Sarria 1950

Tomás Barris (camiseta del RCD Español y pantalón blanco), detrás de Constantino Miranda (color oscuro), a las órdenes de Manuel Cutié en el viejo estadio de Sarriá

«La nueva concepción de los entrenamientos de Cutié cambió radicalmente lo que Barris estaba acostumbrado a hacer hasta el momento y permitió que alcanzara una rápida progresión durante ese año de 1950. El entrenador catalán utilizaba, sin saberlo, una especie de sistema fraccionado con repeticiones y descanso de uno o dos minutos entre las mismas, algo similar a lo que nuestro protagonista experimentaría años más tarde en la escuela de Friburgo.

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